sábado, 29 de junio de 2013

Mi mayor error

¡Hola!, mi nombre es Willy, tengo 19 años, vivo en el residencial Villa Lorenzo en Escazú, soy un chico un poco tímido, buen amigo y me encanta el piano. Esas palabras estaban en mi Facebook, claro, más unas interminables fotos familiares en Disney World, París, Inglaterra e Italia; estas cosas publicadas fueron la razón de mi desdicha.

Todo empezó en el colegio, como no me pude dar cuenta de que era un rechazado, nunca tuve amigos, siempre estaba solo, esto debido a mi tartamudez. Hasta que un día 3 de agosto, después de ir a visitar a la negrita, encendí  el Wi-Fi de mi IPhone y tenía una solicitud de una muchacha muy bella, con ojos verdes, pelo castaño y con un cuerpazo… no la podía rechazar.

Al rato de aceptarle la solicitud a esa belleza, recibí un inbox de ella saludándome y hablamos toda la madrugada, ella era muy simpática, yo le interesaba, además tenía similitudes conmigo, lo vi en el Facebook, ambos somos tímidos y nos gusta el piano.

A la semana de estar escribiéndonos a lo largo del día, decidimos vernos en el parque central de San José, ya que ella vive cerca de ahí; cuando la conocí era igual en las fotos, tan bella, sin duda me comencé a enamorar.

Salíamos todos los días, yo le regalaba tantas cosas, nunca dudé de ella.

A mi hermano mayor no le parecía, me decía que era imposible ver a una muchacha tan guapa, vio la foto del Facebook conmigo, un pobre tartamudo y feíto. Además  él me decía que a ella le gustaban las páginas de mujeres robustas y jóvenes, yo eso no se lo creí, es más ni le pregunte a ella porque yo confiaba ciegamente, además no éramos novios.

El 29 de agosto le pedí que fuera mi novia, ella me aceptó nos besamos tan apasionadamente…en ella se notaba que había tenido más novios, en cambio yo di mi primer beso.

El 5 de junio, a las siete de la mañana,  Ana, mi novia, me llamó y me dijo en un tono un poco extraño, no usual en ella, que si nos podíamos ver a las cinco de la tarde en La Sabana, específicamente al frente da la laguna; yo sin duda acepte.

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 Al llegar al lugar, la vi a lo lejos y fui directo a ella, pero algo sucedió, alguien me atrapó, me tapó la cara con un paño y me trajo a quien sabe dónde.

Duré mucho inconsciente y desperté en este lugar en un cuarto húmedo, sin pintar, con un colchón para que yo estuviera y con tres personas a mi alrededor, Ana, una señora y un hombre muy fortachón.

Inmediatamente les pregunté por qué estaban ahí y por qué me habían hecho esto, la señora me dijo que me raptaron para que les den una buena recompensa, y que gracias a mi Facebook se dio cuenta de que tenía plata.

Yo, muy sofocado y con interrogantes, le pregunta a mi bella Ana qué hacia ahí, y la señora no la dejó hablar  y me dijo que la de la página de Facebook era ella y no de Ana, y que la adaptó para mí y para muchachitas que querían ser amigas de Ana, su esclava, que fue raptada por ellos desde que tenía 4 años y ahora tiene 18; o sea, esa señora usó la foto de Ana y adaptó la información y sus comentarios para determinados ingenuos. Y entre estos… estoy yo. 

Ahora solo me queda esperar a que mi familia pague mi recompensa o morir… morir por culpa de mi poca malicia, por confiar en las identidades de mis amigos en Facebook, específicamente por la irreal Ana que conocí.


Fin

Autora: Tabatha Megan Villalobos Campos

sábado, 22 de junio de 2013

Pasión por la apariencia

Renato es un joven inteligente, guapo y con grandes deseos de superación. Proviene de una familia modesta, sencilla y muy trabajadora.

Su padre, don José, labora de oficinista para la municipalidad de la comunidad. Su madre, doña María, se ocupaba de los menesteres del hogar.

Renato empezó a estudiar en el colegio cercano a su casa; sin embargo, se sentía insatisfecho de la pobreza que albergaba a su familia, él envidiaba a sus compañeros cuando los escuchaba hablar de ropa de marca, que tenían aparatos de última tecnología y otras muchas cosas más.

Un día se le presentó la oportunidad de trabajar con su padre y se sintió muy feliz, pero no era del todo por el trabajo, sino porque al fin se haría realidad su sueño de tener todo lo que ambicionaba.

Con sus primeros salarios compró cosas que nunca había tenido debido a su pobreza, su madre le aconsejaba diciéndole que eso no daba la felicidad; sin embargo, Renato cada día era más consumista, lo deslumbraba la publicidad y la apariencia.

Después de dos años, don José se enfermó gravemente y Renato tuvo que hacerle frente a las obligaciones de la casa. La enfermedad de su padre avanzaba aceleradamente y el dinero no alcanzaba, por lo que Renato se vio en la necesidad de empezar a vender algunas de las cosas que había comprado, por supuesto, en contra de su voluntad.

Doña María, por su parte, sufría al ver que su hijo pasaba lamentándose y reprochándole la situación que pasaban. Una mañana de tantas, Renato vio que no estaba listo su desayuno como todos los días y fue en busca de su madre para reclamarle y la encontró tendida sobre el cuerpo de su padre sin vida. Ambos habían muerto. Renato se sintió muy solo y triste, lo había perdido todo, no había valorado los maravillosos padres que tenía ni el amor que le habían dado.

Las cosas materiales, se podían adquirir de nuevo, pero el amor y el cuidado que le dieron sus padres no lo podía adquirir con dinero.

Yannel Jiménez González
Comunicación y Lenguaje

Carné:  B23453